Educación
política
Si la OCDE evaluara a los legisladores quizá España se
hundiría aún más en las listas
La reforma de Wert ya está aprobada y el ministro al
que debe su nombre asegura que dentro de tres años, cuando conozcamos el
próximo Informe PISA sobre el nivel educativo de los adolescentes españoles,
sonreiremos de orgullo ante la mejora educativa lograda. No le vendría mal a
España ese chute de autoestima colectiva, pero quizá peca de optimismo el
político fiándolo todo a una ley que ha nacido, como todas las anteriores,
lastrada por la polémica y la ausencia de consenso.
Ahora que celebramos el 35º aniversario de la
Constitución española y, por tanto, de la democracia, hay que recordar que
nunca en estos 35 años se han puesto de acuerdo los dos grandes partidos de
gobierno para aprobar una ley educativa. Volver la vista atrás en este asunto
produce congoja. Ninguna de las siete leyes aprobadas hasta la fecha logró
tampoco jamás el apoyo de los tres quintos del Congreso de los Diputados, el
listón que marcan las leyes, por ejemplo, para retocar la Constitución o
nombrar a los vocales del Consejo del Poder Judicial.
Solo la LOGSE de 1992 rozó ese listón de los tres
quintos (210 escaños), con 205 votos a favor. Fue la ley que terminó con la EGB
y el BUP, dividió los ciclos académicos en educación infantil, primaria,
secundaria y bachillerato, impuso la escolaridad obligatoria hasta los 16 años
y redujo el número de alumnos por clase. Pero fue una norma de los socialistas
y, por tanto, el Partido Popular votó en contra de la misma manera que el PSOE
se opuso antes y después a todo cambio normativo que hiciera en este terreno el
centroderecha (UCD) o el propio PP. Los dos grandes partidos españoles han sido
capaces de pactar muchas veces a lo largo de la historia; desde la reforma de
la Constitución hasta la ley antidopaje. ¿Por qué no en este asunto tan
importante? El Informe PISA evalúa el nivel educativo de los chicos de 15 años.
Quizá si hiciera algo similar con la educación política de nuestros
legisladores, que en España carecen de estudios especializados para la función
pública como en Francia, se cosecharían peores resultados.
Cuando el PP está en la oposición, recurre las
reformas educativas del PSOE. Cuando la situación es inversa, el resultado es
el mismo: el Gobierno no admite apenas enmiendas y la oposición torpedea la ley
ante el Constitucional o la deroga al llegar al poder. Lo hizo el PSOE con la
del PP de 2002.
Ahora que estamos de celebración democrática sería el
momento de que los políticos españoles reflexionaran un poco sobre esta
cuestión. No es aceptable que sean capaces de repartirse los puestos del órgano
de gobierno de los jueces (que, a su vez, elegirán a los miembros de los altos
tribunales que, finalmente, juzgarán a los políticos corruptos) y no de
consensuar algo tan esencial para la ciudadanía como la educación. Los
socialistas amenazan con derogar la nueva ley, así que dentro de tres años si
hay motivos para sonreír será difícil, con tantos cambios, encontrar la solapa
sobre la que colgar la medalla. Negociar, ceder y buscar el denominador común
para dotar de estabilidad al sistema sería un buen principio. Quizá así se
obtuvieran mejores resultados y nuestros ministros de Educación podrían
celebrarlo juntos. De paso, los ciudadanos recobrarían su perdido afecto por la
política.
Está claro que los políticos no están muy formados en el ''arte'' de desarrollar su profesión, así se ve en este artículo, si fueran un poco más sensatos se pondrían de acuerdo en cuestiones básicas como es la educación, recuperarían su prestigio; pero no lo hacen.
ResponderEliminarEl bipartidismo (PSOE - PP) ya existe desde la época de la restauración borbónica y seguimos igual... El que gobierna hace a su medida y el siguiente al revés.
Wert, es un iluso si piensa que va a reforzar la educación. Treintaicinco años de democacia y siete leyes en estos años lo confirman: ¡WERT NO LO QUIERE VER!
Que decir... está todo tan viciado, hay tantas injusticias… que este artículo me parece bastante ingenuo…
ResponderEliminarPara empezar, la educación no interesa, no da beneficios a corto plazo, siempre ha sido un arma de demagogia política porque no baja la prima de riesgo, ni sube el PIB, es algo abstracto y romántico y eso ya no se lleva. No pasa lo mismo con nombrar al presidente del TSJ porque si colocan a alguien afín seguramente les podrá ayudar con algún problemilla de corrupción o de interés para su partido. Igual con las concesiones a la banca o las grandes corporaciones porque cuando acaben su etapa política tendrán un puesto millonario en sus consejos de dirección.
Para seguir, los intereses del ciudadano medio ya no forman parte de la agenda política. Primero porque la economía, la ficticia actividad financiera y la presión de los lobbyes definen lo que es importante para el país y lo que es importante son sus propios intereses (podéis ver el programa de ayer del Follonero para entender un poco más cómo funciona el mundo, en este caso Bruselas y la UE). Segundo porque la creciente desigualdad entre ricos y pobres aleja a los gobernantes de la realidad de los ciudadanos a los que representan. Que más les da la escuela pública si la mayoría de ellos llevan a sus hijos a colegios y universidades privados.
Decir que PSOE y PP están ahí porque los ciudadanos los han votado. El bipartidismo lo construyen entre todos los que les votan (a pesar de que la ley electoral sea injusta y para mi antidemocrática) y nuestros políticos solo son nuestro propio reflejo.
Y como ingenua y última reflexión. Los políticos son trabajadores sociales, pero se han olvidado de que su función es meramente pública. Y nosotros también ¿Cómo un periodista o un simple viandante toleran que el presidente del gobierno o cualquier politicucho de pueblo no responda a sus preguntas???? ¿Qué protestan ahora los trabajadores de la tele pública valenciana cuando llevan años informando como les dictan sus políticos corruptos?
Josetxu siento haberme ido por las ramas, pero creo que la política educativa solo se puede entender así….
Tal y como dice el artículo, la formación de las autoridades políticas es mínima y muchas veces esta no se corresponde con el cargo que ejercen. Creo que los políticos sólo se preocupan por ganar las elecciones, poseer el poder. Estos deberían preocuparse por el bienestar de los ciudadanos, siendo la educación un pilar básico. Tantas idas y venidas, tantas reformas contradictorias realizadas en períodos cortos de tiempo... llevan a un descontrol total.
ResponderEliminarHace poco vimos un vídeo en la asignatura de Estructura Social llamando "la escuela prohibida". Este opinaba que la escuela debe tener una mayor autonomía sobre sí misma, ya que actualmente esta dirigida por personas ajenas a la eduación. En mi opinión este pensamiento es muy acertado.
Se necesita invertir en la educación y se necesitan gobernantes que no miren por sí mismos, sino por los ciudadanos.