Asisten 78 personas
En la
clase teórica del día 7 de Octubre, Josetxu nos mandó realizar un pequeño
cuestionario sobre los métodos pedagógicos en la educación primaria, y para
ello debíamos buscar la información adecuada en el Decreto. A continuación,
mostraré la corrección de dichas cuestiones:
· ¿Qué cuatro aspectos deben favorecer
los métodos pedagógicos en primaria?
-
Los métodos de trabajo favorecerán la contextualización de los
aprendizajes, el aprovechamiento del entorno y la participación activa del
alumnado en la construcción de los aprendizajes y la interacción con los
adultos y los iguales para potenciar su autoestima e integración social.
· La diversidad del alumnado:
-
La intervención educativa contempla como principio la atención a un
alumnado diverso, diversidad que se manifiesta tanto en las formas de aprender
como en las características personales que condicionan el propio proceso de
aprendizaje. Las medidas de atención a la diversidad que permiten garantizar
una buena educación para todos los niños y niñas, lograr su éxito y responder a
las distintas necesidades, se plantean de forma que se apliquen tan pronto como
se detecten las dificultades con el fin de asegurar un desarrollo de los
procesos de aprendizaje en condiciones óptimas.
· Ausubel ( Aprendizaje Significativo):
-
En el aprendizaje significativo, el conocimiento se centra en relacionar
los aprendizajes previos con la nueva información, en oposición al aprendizaje
por repetición o memorístico.
Ausubel
considera que no es únicamente el proceso de relacionar conocimientos sino de
comprenderlos. Para que un aprendizaje sea efectivo es necesario comprender,
emplear lo ya conocido con sus intereses, necesidades y potencialidades.
Para finalizar la clase, Josetxu nos explicó mediante
una presentación de diapositivas el método de la resta por descomposición frente al método de adiciones iguales (aspectos positivos y negativos). Este apartado lo podemos encontrar en
internet, ya que está subido al campus virtual (véase tema 3).
En relación con el artículo que vemos a continuación sobre el efecto Pygmalion en los niños, unos compañeros explicaron tanto ese efecto como el efecto Halo en las aulas de primaria.
Iii. métodos primaria from Univ. de Oviedo
CARLOTA FOMINAYA/ MADRID Día 02/01/2013
Las terribles consecuencias del «efecto pigmalión» sobre los hijos
Las etiquetas que ponemos a los niños pueden generar comportamientos no deseados «Es muy tímido», «es muy malo y desobediente», «no se entera de nada», «es pasivo»... Lo que pensamos, lo que decimos... A veces no somos plenamente conscientes pero juzgamos y etiquetamos a los niños prematuramente, condicionando su comportamiento y produciéndoles unas heridas que, metafóricamente, pueden llegar a estar sangrando durante muchos años si no se reconocen y cicatrizan correctamente. Es el llamado «efecto pigmalión» de los padres sobre los hijos, o de los profesores sobre los alumnos. «Demasiadas veces se pronuncian expectactivas o prejuicios durante el proceso comunicativo con los más pequeños sin tener en cuenta que en el futuro pueden originar sentimientos, comportamientos o rendimientos no esperados y/o deseados», apunta Alba García Barrera, profesora de Psicología de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima). «En toda relación entablada con niños y adolescentes debe prestarse especial atención a la forma en que expresamos y transmitimos nuestras ideas, especialmente aquellas que afectan a su propia forma de ser, actuar o pensar sobre una determinada cuestión. En estas etapas los jóvenes se encuentran en pleno desarrollo físico, psicológico y afectivo, por lo que son altamente vulnerables a la influencia que puede llegar a ejercerse sobre ellos por medio de la comunicación. Es bastante fácil que, con nuestras palabras, afectemos al autoconcepto y la autoconfianza del niño», explica García Barrera.
¿Por qué sucede esto? «Porque solemos olvidar que una persona desarrolla su autoconcepto en función de las expectativas que depositan sobre nosotros las personas de referencia en nuestro entorno», prosigue esta especialista. «Es decir, un niño va formando el concepto que tiene de sí mismo en base a las valoraciones que recibe de sus padres, de sus abuelos, de sus tios, de sus maestros... Y si bien de pequeñito no le consideran capaz de hacer determinada cosa, muy probablemente acabe siendo incapaz de hacerla. Y no porque no tenga capacidad o habilidades suficientes, sino porque su entorno más próximo le está transmitiendo este mensaje, que difícilmente le invitará siquiera a intentarlo, a probar suerte... Se sentirá menos capaz que ellos y pensará que no puede hacerlo, que no tiene capacidad suficiente... y por tanto, será peor. Esto es lo que se conoce como "efecto Pigmalión" y ya fue demostrado en un estudio por Rosenthal y Jacobson», advierte.Por otra parte las expectativas, prosigue esta docente, pueden depositarse en base al llamado «efecto halo». «Pongamos un ejemplo. En el entorno familiar sucede a menudo a través de las comparativas directas e indirectas con los hermanos, ya sean mayores o pequeños. Es común escuchar a un padre o a una madre decir a su hijo, cuando se está portando mal, "a ver si aprendes de tu hermano". Incluso muchas veces se tiende a regañar siempre al niño que se suele portar mal, solo por el hecho de que suele hacerlo con frecuencia, cuando en un momento dado ha podido ser al revés. Ningún niño se porta siempre bien, ni ningún niño se porta siempre mal. Y como padres debemos intentar ser justos y congruentes con ello», añade García Barrera. Porque además, continua esta especialista, muchas veces se tiende a idealizar el comportamiento del hijo que suele comportarse mejor, y se le regaña menos, se le castiga menos y, en definitiva, se suele tener más paciencia con él que con el que suele portarse peor. «A esto se le llama "trato diferencial", y afecta directamente al autoconcepto, la autoestima y el rendimiento del niño. De hecho, influye en sus respuestas comportamentales, ya que cuando el niño es consciente de que sus padres esperan que tenga un mal comportamiento, tiende aún más fácilmente a tenerlo», asegura esta profesora de Psicología.
Y en el ámbito escolar sucede exactamente lo mismo, afirma esta especialista. «El docente suele tender a poner notas más bajas a aquellos estudiantes que suelen rozar el aprobado, y notas más altas a quienes suelen sacar sobresalientes, aunque por determinadas circunstancias no sea así... Y esto influye en el autoconcepto del alumno y lo que se siente capaz de hacer». En este sentido, propone García Barrera, «hay que prestar atención a los comentarios que realizamos en casa sobre las notas que obtienen nuestros hijos, sin encasillarles, ni esperar determinados resultados. Pero ojo, esto no quiere decir que no haya que exigirles, sino que hay que procurar escucharles, entenderles y animarles a sacar todo el potencial que llevan dentro».
En definitiva, debemos tener en cuenta que la capacidad autopercibida tanto del niño como del adolescente se modela en gran medida en función del «feedback» (respuesta) que le proporcionemos. «Lo que digamos acerca de sus capacidades y habilidades va a influir directamente sobre lo que se considere capaz de hacer. Por eso debemos motivarle y elogiar sus capacidades. Si el niño se siente capaz de hacer algo, y además siente interés por conseguirlo, actuará de forma motivada y será probable que alcance sus metas», concluye esta profesora.
Para potenciar la autoestima
—Aceptar y respetar al niño.
—Reconocer sus posibilidades y limitaciones.
—Crear un ambiente agradable y de confianza.
—Potenciar la comunicación. ¿Cómo? Mediante la pregunta y la escucha. Nos conviene preguntar para mantener un clima de seguridad y confianza imprescindible llegada la adolescencia. Y escuchar de forma activa, claro: Debemos mostrarle que realmente le estamos escuchando y que nos interesa lo que nos tiene que contar.
—Prestar atención al lenguaje verbal y no verbal.
—Favorecer la iniciativa del niño, estimular la exploración y el descubrimiento.
—Definir con claridad los objetivos y comprometer a los jóvenes su logro.
—Involucrar a los niños en el establecimiento de las normas y animarles a respetarlas.
—Tener expectativas realistas y positivas sobre las posibilidades de los niños.
—Cultivar la empatía, lo que equivale a ponerse en el lugar del niño, aceptarle y comprenderle.
—Hacer juicios positivos sobre los niños y evitar los negativos. Debemos tener en cuenta que el elogio, siempre que se produzca a continuación de un determinado comportamiento o conducta, sirve para reforzarla. Cuando realicemos una crítica, por contra, debemos destacar su capacidad y transmitirles que podrán mejorar si realizan un mayor esfuerzo o utilizan una estrategia distinta.
ResponderEliminarJosé Antonio Seiz comentó:
Por concretar un poco mas, el "examen" trataba de los 4 aspectos pedagógicos en primaria (contextualización, aprovechamiento del entorno, participación activa e interacción con adultos), diferencias entre el PGA (elaborado por el departamento) y el PCE (por el colegio, padres y alumnos), las dos leyes importantes de 2004 y 2006) y capítulos donde se hace referencia explicita a la atención a la diversidad como el Articulo 17 del capitulo 4.
Por otra parte dejo enlace sobre la famosa ·educación en Finlandia por si fuera de interés para alguien
http://www.libertaddigital.com/internacional/europa/2013-10-06/siete-mitos-sobre-el-sistema-educativo-que-finlandia-desmonta-1276501048/