Elaborado por Kike Boj
Asisten 78 personas
En la
clase de hoy hemos hablado sobre los diferentes criterios de evaluación y la
evolución de estos a lo largo de tiempo,
Empezamos
a impartir la clase con dificultad debido al ruido general producido por el
alboroto y las veces que Josetxu manda callar sin obtener respuesta por parte
de una gran mayoría de clase, el profesor empieza recordando que la semana que
viene ya empezarán las exposiciones y ellas debe haber el mayor silencio
posible para que se produzcan de manera correcta. Recuerda además que ha
colgado en el blog el documento sobre la evaluación hecho en 2008 y que hay
unos regímenes de evaluación que son los siguientes y vienen marcados por
: insuficiente , suficiente , bien , notable, sobresaliente ; esto lo obliga a
hacer el Ministerio y debe tener la firma del Director del centro, de la Jefa
de Estudios y del tutor del alumno.
Mañana
hay que traer 4 hojas sobre Piaget que Josetxu nos ha dejado en la
fotocopiadora del aula y que trabajaremos con ello en clase.
Retomamos
el tema de evaluación, que tiene tres calificativos: debe ser continua (la
dinámica actual es poner en primaria exámenes continuamente pero esto no es
productivo a la hora de aprender) , debe ser formativa y no sumativa (sumativa
es si pasa o no pasa de curso , en una palabra si aprueba o no y la educación
tiene que formar tiene que enriquecer y aportar algo al individuo).
Recordamos
que en las tutorías falta la investigación, la profundización por parte del profesor a la hora de aprender
sobre un tema y llevarlo a lo practica. El profesor debe mejorar su estatus y mejorar,
la figura del tutor debe evolucionar a mejor y que esto se le recompense económicamente
y se le reconozca.
La idea
de evaluación se ha desarrollado a lo largo del tiempo: primero la I.E.A,
segunda N.A.E.P (EEUU) y la tercera la O.C.D.E( P.I.S.A); el primer estudio
piloto en 1960 , N.A.E.P surgió como
respuesta al sistema educativo ruso debido al conflicto de la guerra fría ya
que el sistema educativo comunista era mejor que el norteamericano . En 1993
O.C.D.E hizo surgir a P.I.S.A, programa que pretende
medir la competencia lectora, la competencia matemática y la competencia científica.
Los países que participaron en el último estudio de P.I.S.A de 2009 fueron 64 países. Asturias lleva en P.I.S.A desde 2003 y lo tiene pagado hasta el 2015. Los
resultados de P.I.S.A son mejores en Asturias que en otras comunidades por lo que está por encima del promedio
español.
España
no puede compararse con otras medias más prestigiosas de otros países como
Finlandia o Alemania ya que las generaciones pasadas nuestras no están tan
formadas como las de nuestros vecinos europeos. Seremos nosotros mi generación la
que impulsará el cambio y hará que esto cambie y eleve el nivel.
A
continuación nos entregó un texto había que subrayar los números
que aparecían y preguntarse qué ¿Qué significa este número? el texto se llama
HAY 100 COLEGIOS EN CANTABRIA APOSTANDO POR UNA ENSEÑANZA EMOCIONAL Y
CREATIVA. 20000 NIÑOS SE BENEFICIAN DE UNA EXPERIENCIA QUE DEMUESTRA QUE OTRA
EDUCACION ES POSIBLE (ver fotocopia al final)La compañera Beatriz salió a comentar el texto y resaltó algunos de los fallos que tiene y que dificultan su análisis y compresión.
Por
ultimo hablamos de P.I.A.A.C que la elaborado la OCDE en 2013 para ver si los adultos son
competentes, ya los políticos empiezan a hablar de él. Los datos de P.I.A.A.C sirven para proporcionar sobre lo que un país sabe en un momento determinado de matemáticas y
lectura, participan 23 países. España esta por debajo de la OCDE y el país que
más despunta es Japón según los estudios.
V. evaluación primaria from Univ. de Oviedo
Hay 100 colegios en Cantabria apostando por
una enseñanza emocional y creativa.
20000 niños se benefician de una
experiencia que demuestra que otra educación es posible.
Son casi las nueve y media de la mañana y
los más rezagados están todavía cruzando las puertas del colegio Marcial
Solana, en La Concha de Villaescusa (Cantabria). Sin embargo, todos los
alumnos de 2º de Infantil llevan ya unos minutos en sus clases, donde esta
mañana no se escucha griterío, ni siquiera cuchicheos. Solo silencio. Se ha
corrido el rumor de que el mago de las palabras les visitará esta mañana, y
ellos aguardan expectantes, como si quien estuviera a punto de entrar por la
puerta fuera el mismísimo Papá Noel. ¿Quién dijo que los niños de cuatro
años no saben esperar?
Cuando por fin el señor mago aparece, Marina,
Daniel, Alicia, Estela, Rodrigo y sus 19 compañeros gritan al unísono: "¡Poooopiiiii!".
Solo lo habían visto una vez, cuando dejó que le pusieran el nombre que más les
gustara. Popi les cuenta que no tiene emociones, ya no siente, porque la
gente ha dejado de leer cuentos. Por eso les deja a los niños decenas de
ellos –que aparecen delante de sus ojos en una pequeña exhibición de magia–,
para que busquen las emociones de esas historias y se las expliquen. Es
la única manera de que el mago recuerde qué significan la alegría, la tristeza,
el miedo, la sorpresa, el asco o el enfado. Puede que a sus cuatro años,
Estela, Rodrigo o Alicia no hayan comprendido una palabra de lo que acaba de
decirles el mago (o sí). Pero lo cierto es que los tres sonríen y miran el
arcón de cuentos que se ha llenado por arte de magia hace unos segundos,
como si fuera un tesoro. Hay un mensaje que les ha quedado suficientemente
claro: saben que deben buscar emociones para el mago.
No se trata de un simple
juego para animar a los peques a leer, sino una de las actividades creadas
por un grupo de especialistas en inteligencia emocional. El objetivo es que
en el colegio no solo aprendan qué es un adverbio, cómo se calcula una raíz
cuadrada o qué países forman parte de la UE, sino también a identificar y
expresar sus sentimientos para sentirse bien consigo mismos. ¿Una quimera?
Puede.
Pero no a ojos de la Fundación Botín, que
desde hace siete años apuesta por el desarrollo de la educación emocional,
creativa y social en colaboración con la Consejería de Educación del
Gobierno de Cantabria. Para ello han puesto en marcha en 100 colegios cántabros
a los que asisten 20.000 alumnos el programa Educación Responsable con
el que esperan no solo aumentar el rendimiento académico, que según
estudios norteamericanos se incrementa un 14% cuando se atiende a la
educación emocional, sino también mejorar la convivencia y el clima en los
centros.
EVITAR RIESGOS
"La parte emocional es tan importante
como la cognitiva, no
se pueden separar –dice convencida Fátima Sánchez, directora del área de
Educación de la Fundación Botín–. Lo que pretendemos es prestarles la misma
atención porque así se fomenta su estabilidad emocional, la creatividad y
también sus competencias sociales". Y los números parecen darle la
razón: según los tests realizados a 1.000 alumnos de entre 8 y 14 años que
fueron analizados por la Universidad de Cantabria, los niños consiguen
reducir los niveles de ansiedad en un 13,1% siguiendo este tipo de
formación, mientras que los que reciben educación convencional la reducen solo
un 5,1%. Además, el grupo que siguió el programa mejoró un 5,6% en la identificación
de sentimientos y reparación de emociones negativas, mientras que el resto
no solo no mejoró estas competencias, sino que las redujo un 1%.
Victoria,
Lucía y Carmen tienen ocho años y seguramente no saben nada acerca de conceptos
como "reparación de emociones negativas", pero lo cierto es que estas
tres alumnas de tercero de primaria discuten en clase cómo solucionar un
problema: una niña como ellas ha ido a las fiestas de Torrelavega con X
euros. Con ellos puede comprar comida, la entrada a la feria o muchas chucherías.
"¿En qué se gastaría el dinero si actuara con cabeza? ¿Y si lo hiciera sin
cabeza?", pregunta Caty Juan, su profesora en el Colegio Sagrados
Corazones de Sierrapando. Lo que están trabajando es la toma de decisiones
importantes cuando se presenta un riesgo, aunque para ellas sea el juego de
"con cabeza o sin cabeza". Ellas no lo saben, pero este tipo de
actividades pretenden prevenir el consumo de alcohol y drogas, y por eso
empiezan a enseñárselas a edades tan tempranas.
¿El resultado? Según quienes viven el día a
día con los alumnos, sus profesores, más positivo de lo que esperaban. "Yo
llevo más de 30 años trabajando en educación y he visto muchos programas de
toda clase. La mayoría tenían buenas intenciones, pero eran difíciles de llevar
a la práctica –cuenta Carmen Orio, coordinadora del programa en el mismo
colegio–. Que este se mantenga después de cinco años quiere decir que
funciona. Para el profesorado es muy gratificante porque además se implica
a las familias, y ellas mismas te dicen que están aprendiendo el lenguaje
emocional gracias a sus hijos, que ahora practican la empatía o el
autocontrol... Pero, sobre todo, es que ahora es mucho más fácil hablar con
los chavales. A nosotros mismos nos costaba el doble a su edad. Y no es que
lo diga el estudio, es que realmente tenemos muchos menos problemas de
conflicto escolar".
¿UN MUNDO IDEAL?
Esther Puente, la profesora de Música de un
Instituto de Guarnizo, también en Cantabria, pregunta a sus alumnos de 2º de la
ESO si saben qué es la lealtad. "Ser fiel a alguien y no traicionarlo.
O ser fiel a tus propios principios, tus valores…", dice Samuel.
Parece que todos sus compañeros están de acuerdo. Pues bien, hoy toca aprender
la estructura musical del blues porque más adelante tendrán que escribir uno
sobre la lealtad. Es una de la tareas en la que más empeño ponen sus alumnos:
Esther todavía se cruza por los pasillos con chicos a los que tuvo en clase
hace años que recuerdan cada sílaba de aquel blues que hablaba de lealtad
entre amigos.
Esta actividad también es parte de esa educación responsable
que se intenta inculcar en un centenar de colegios cántabros a niños de entre 3
y 16 años. Igual que otras, trabajan la autoestima, la empatía, la
inteligencia emocional, el autocontrol, cómo interaccionar socialmente,
habilidades de autoafirmación para no verse arrastrado por el grupo, oposición
asertiva...
Puede sonar a mundo perfecto. Tanto, que quizá no llegue a ser
nunca real. ¿Será posible que, en lugar de pelearse por ver a quién le toca
quedarse en el banquillo, niños de ocho años decidan de forma colectiva cuál es
la mejor solución cuando no hay sitio para todos en el campo de fútbol? ¿O que
chavales de 12 años digan "no" a un botellón al que van todos sus amigos
porque eso es actuar "sin cabeza"? Quizá no.
Pero intentarlo merece la pena en opinión
de los educadores. En
especial, en los tiempos que corren. "La sociedad actual exige un cambio,
exige acabar con el analfabetismo emocional", explica Cristina García,
coordinadora del programa Educación Responsable en el IES Nuestra Señora de los
Remedios de Guarnizo. "Sobre todo, teniendo en cuenta cómo están cambiando
las interacciones sociales, que se están transformando con internet, por
ejemplo. Hay que hacer algo, y todo lo que sea incidir en la educación
emocional es fundamental. No podemos tener relaciones completas con los
demás si nosotros mismos no nos conocemos y sabemos entender y escuchar. Es
lo que nos va a facilitar las relaciones en el trabajo, en el ámbito familiar,
en el círculo de amigos…", explica.
En el fondo, eso mismo es lo que se
planteó la Fundación Botín cuando ideó este programa. Su objetivo era
desarrollarlo primero en instituciones de Cantabria y después "exportarlo"
a todas aquellas ciudades que lo soliciten. Los promotores de esta
iniciativa saben que las competencias relacionadas con la inteligencia
emocional están muy demandadas en cualquier puesto laboral porque son
cruciales para ayudar a las empresas a crecer. Las sociedades necesitan
niños con capacidad de adaptación, con empatía, que se escuchen a sí mismos y
que entiendan a los demás. Si el aprendizaje y el control de las emociones es
fundamental para producir beneficios y mejorar, ¿por qué no llevarlos a los
coles? Ya lo dice un proverbio hindú: con tus maestros aprendes; con tus
amigos, más; con tus alumnos, todavía más.
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